El cuerpo está diseñado para crear una cierta
cantidad de antioxidantes por su propia cuenta pero cada vez nos
enfrentamos a un número mayor de toxinas ambientales, el cuerpo es menos
capaz de luchar contra los invasores
nocivos no deseados. Es por eso que continuamente se debe reabastecer el
cuerpo con las vitaminas y otras sustancias químicas que actúan como
antioxidantes. Es imposible para nosotros evitar por completo el daño
que ocasionan los radicales libres ya que surgen a partir de fuentes
tanto internas (endógenas) como externas (exógenas) en nuestros cuerpos.
Los oxidantes endógenos son los que se desarrollan en nuestro organismo
a partir de procesos bioquímicos necesarios para sobrevivir como el
metabolismo de los alimentos, la respiración o incluso las células del
sistema inmune crean radicales libres para destruir las bacterias y
virus. Los radicales libres exógenos se forman a partir factores
ambientales como la contaminación , los rayos X , el tabaquismo, el
alcohol, etc. Los fitoquímicos, las vitaminas y algunos minerales
encontrados principalmente en las frutas y verduras proporcionan la
cuerpo una fuente adicional de antioxidantes que se necesita para librar
adecuadamente una guerra contra los radicales libres. Sin la ingesta
necesaria de frutas y vegetales saludables, los radicales libres pueden
propagarse y, eventualmente, provocar daños en el ADN, acelerar el
proceso de envejecimiento, aumentar los riesgos de padecer ciertas
enfermedades como accidentes cerebrovasculares, problemas de visión,
enfermedades del sistema nerviosos como Parkinson o Alzheimer y varios
tipos de cáncer. Estos son algunos de los antioxidantes más comúnmente
conocidos: Vitamina A Vitamina C Vitamina E Selenio Manganeso Zinc Cobre
Glutation Acido Alfa Lipoico (ALA) Coenzima Q10 ( CoQ10 ) Fitoquímicos
(Caroteno, licopeno, luteína, Lignano, antocianinas, etc) Enzimas
antioxidantes producidos por el cuerpo (Superóxido dismutasa (SOD) ,
Catalasa, Glutatión peroxidasa).
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