jueves, 21 de febrero de 2013

La obsesión por un cuerpo perfecto, genera conflictos emocionales en quienes quieren bajar de peso a corto plazo





Hay dietas que prometen bajar de peso en una semana, con la desventaja de dañar la salud de quienes la practican, hay también productos que se supone queman la grasa del cuerpo, lo que permite a quienes los consumen que disminuyan muchas libras, aunque posteriormente vuelvan a ganar el peso perdido.


La principal razón por la que estas dietas o productos son conocidos por la gente es porque actualmente vivimos en una sociedad plagada de lo atractivamente visual, por lo que muchos anhelan tener un cuerpo perfecto. Así lo aseguró el psicólogo salvadoreño Óscar Hernández, quien considera que “estar delgado es una imagen que se vende por medio de la sociedad y hasta pone la medida ideal para que la mujer sea bella y eso hace que las personas se pongan a dieta, no coman o asistan a un gimnasio de manera compulsiva”.


Aunque aclaró que tener estos hábitos saludables de vida son recomendables, llegar a los límites de la obsesión por tener un cuerpo esbelto vicia la mente y acaba acarreando más problemas que beneficios.

Una profesional en derecho accedió a hablar con este rotativo para comentar su caso, en el que precisamente la prisa por perder peso la llevó a un periodo de anorexia.

“Al inicio solo hice algunas dietas que me ayudaban a bajar algunas libras, pero muy rápidamente las recuperaba e incluso las redoblaba; después de mi primer embarazo no quedé como antes era y mi principal motivo era tener la figura delgada que tenía antes, con la que conquisté a mi marido y me sentía bien conmigo misma”, narra Silvia (nombre ficticio), actual ama de casa que logró salir de una de las enfermedades más comunes hoy en día, la anorexia.

Ella también contó que le fascinaba escuchar frases halagadoras de los demás, que la hacían sentir delgada y “perfecta”. Por lo general, aseguró, “la gente se fija en cómo te queda la ropa, cómo luces con determinado estilo de moda, entonces yo quería verme bien, por eso empecé a dejar de comer, tanto así que en los últimos días antes de mi rehabilitación solo comía una manzana al día y mucha agua”.

A pesar de que Silvia estuvo hospitalizada por deshidratación debido a la pérdida de nutrientes, después de un tratamiento con un psicólogo y una nutricionista, logró entender que el valor verdadero de la vida no está en cómo se ve, sino en lo que ella es como persona.

Así, la nutricionista Johanna de Samayoa, de la Asociación de Nutricionistas y Dietistas de El Salvador (Asondes), considera que los primeros riesgos de someterse a una dieta para bajar de peso en poco tiempo son psicológicos y conductuales, especialmente porque las personas muchas veces se crean expectativas equivocadas. Pero también una reducción de peso acelerada puede provocar problemas como deshidratación, daño al metabolismo, riesgo de desarrollar una hipoglicemia reactiva, gastritis, mareos, dolor de cabeza, ansiedad, depresión, entre otras.

“La reducción de peso en poco tiempo puede agravar cualquier problema emocional que la persona tenga o puede también desencadenarlo”, indicó Samayoa.

Por otra parte, el psicólogo Hernández cree que para que una persona valore más su apariencia que su personalidad es porque es una cuestión de imagen de sí misma.

“En la adolescencia es mas común que existan trastornos alimenticios, para algunos adolescentes su preocupación es la imagen corporal o cómo cree que luce y eso es mas común en las niñas que en los niños, esto es debido al incremento normal de grasa corporal durante la pubertad que se produce en las niñas y algunas se sienten desdichadas por su apariencia, la cual refleja la importancia cultural que se otorga a los atributos femeninos y les causa insatisfacción, llevándolas a una preocupación excesiva por el control de peso y la imagen corporal y puede ser un síntoma de anorexia o bulimia nerviosa”, detalló el profesional.

“La reducción de peso debe estar basada en expectativas realistas. Destruir 1 libra de grasa es equivalente a un ahorro de 3,500 Calorías, regularmente cualquier persona o empresa que prometa una reducción mayor de 2 a 3 libras por semana podría estarse escudando en que la persona va a perder líquidos y no grasa. Se debe tener mucho cuidado con las expectativas correctas”, añadió de Samayoa.

Ella recomienda que toda persona debe consultar su reducción de peso con el especialista, cada persona tiene su ambiente y hábitos alimentarios que son únicos, el especialista le ayudará a integrar los hábitos que tiene, el ambiente y las necesidades de reducción de peso en un “Plan de alimentación”.

“Recomiendo también que se evite seguir planes de tratamiento con expectativas equivocadas. Importante incorporar siempre actividad física a su estilo de vida y que la persona esté segura que no presenta enfermedades asociadas a la obesidad que pudieran complicar la práctica de un Plan de alimentación”, comentó la nutricionista.

Asimismo, De Samayoa explicó que lo más saludable es bajar 2 libras por semana y, en algunos casos en los que se requiera bajar de peso porque hay una cirugía de por medio o porque el paciente tenga más de 75 libras de exceso, se recomienda que baje de 3 a 4 libras por semana.

Por último, aconsejó que la persona que se somete a un plan de reducción de peso, no solo se enfoque en la pérdida de peso como tal, sino que también lleve a cabo modificaciones en la conducta y hábitos alimentarios que le generaron la ganancia de peso y así evitar el fenómeno de rebote.

La principal razón por la que estas dietas o productos son conocidos por la gente es porque actualmente vivimos en una sociedad plagada de lo atractivamente visual, por lo que muchos anhelan tener un cuerpo perfecto. Así lo aseguró el psicólogo salvadoreño Óscar Hernández, quien considera que “estar delgado es una imagen que se vende por medio de la sociedad y hasta pone la medida ideal para que la mujer sea bella y eso hace que las personas se pongan a dieta, no coman o asistan a un gimnasio de manera compulsiva”.
Aunque aclaró que tener estos hábitos saludables de vida son recomendables, llegar a los límites de la obsesión por tener un cuerpo esbelto vicia la mente y acaba acarreando más problemas que beneficios.




Una profesional en derecho accedió a hablar con este rotativo para comentar su caso, en el que precisamente la prisa por perder peso la llevó a un periodo de anorexia.



“Al inicio solo hice algunas dietas que me ayudaban a bajar algunas libras, pero muy rápidamente las recuperaba e incluso las redoblaba; después de mi primer embarazo no quedé como antes era y mi principal motivo era tener la figura delgada que tenía antes, con la que conquisté a mi marido y me sentía bien conmigo misma”, narra Silvia (nombre ficticio), actual ama de casa que logró salir de una de las enfermedades más comunes hoy en día, la anorexia.



Ella también contó que le fascinaba escuchar frases halagadoras de los demás, que la hacían sentir delgada y “perfecta”. Por lo general, aseguró, “la gente se fija en cómo te queda la ropa, cómo luces con determinado estilo de moda, entonces yo quería verme bien, por eso empecé a dejar de comer, tanto así que en los últimos días antes de mi rehabilitación solo comía una manzana al día y mucha agua”.



A pesar de que Silvia estuvo hospitalizada por deshidratación debido a la pérdida de nutrientes, después de un tratamiento con un psicólogo y una nutricionista, logró entender que el valor verdadero de la vida no está en cómo se ve, sino en lo que ella es como persona.



Así, la nutricionista Johanna de Samayoa, de la Asociación de Nutricionistas y Dietistas de El Salvador (Asondes), considera que los primeros riesgos de someterse a una dieta para bajar de peso en poco tiempo son psicológicos y conductuales, especialmente porque las personas muchas veces se crean expectativas equivocadas. Pero también una reducción de peso acelerada puede provocar problemas como deshidratación, daño al metabolismo, riesgo de desarrollar una hipoglicemia reactiva, gastritis, mareos, dolor de cabeza, ansiedad, depresión, entre otras.



“La reducción de peso en poco tiempo puede agravar cualquier problema emocional que la persona tenga o puede también desencadenarlo”, indicó Samayoa.



Por otra parte, el psicólogo Hernández cree que para que una persona valore más su apariencia que su personalidad es porque es una cuestión de imagen de sí misma.

“En la adolescencia es mas común que existan trastornos alimenticios, para algunos adolescentes su preocupación es la imagen corporal o cómo cree que luce y eso es mas común en las niñas que en los niños, esto es debido al incremento normal de grasa corporal durante la pubertad que se produce en las niñas y algunas se sienten desdichadas por su apariencia, la cual refleja la importancia cultural que se otorga a los atributos femeninos y les causa insatisfacción, llevándolas a una preocupación excesiva por el control de peso y la imagen corporal y puede ser un síntoma de anorexia o bulimia nerviosa”, detalló el profesional.



“La reducción de peso debe estar basada en expectativas realistas. Destruir 1 libra de grasa es equivalente a un ahorro de 3,500 Calorías, regularmente cualquier persona o empresa que prometa una reducción mayor de 2 a 3 libras por semana podría estarse escudando en que la persona va a perder líquidos y no grasa. Se debe tener mucho cuidado con las expectativas correctas”, añadió de Samayoa.



Ella recomienda que toda persona debe consultar su reducción de peso con el especialista, cada persona tiene su ambiente y hábitos alimentarios que son únicos, el especialista le ayudará a integrar los hábitos que tiene, el ambiente y las necesidades de reducción de peso en un “Plan de alimentación”.


“Recomiendo también que se evite seguir planes de tratamiento con expectativas equivocadas. Importante incorporar siempre actividad física a su estilo de vida y que la persona esté segura que no presenta enfermedades asociadas a la obesidad que pudieran complicar la práctica de un Plan de alimentación”, comentó la nutricionista.



Asimismo, De Samayoa explicó que lo más saludable es bajar 2 libras por semana y, en algunos casos en los que se requiera bajar de peso porque hay una cirugía de por medio o porque el paciente tenga más de 75 libras de exceso, se recomienda que baje de 3 a 4 libras por semana.



Por último, aconsejó que la persona que se somete a un plan de reducción de peso, no solo se enfoque en la pérdida de peso como tal, sino que también lleve a cabo modificaciones en la conducta y hábitos alimentarios que le generaron la ganancia de peso y así evitar el fenómeno de rebote.




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