Efe | Madrid | Publicado el 25 de febrero de 2013
Seguir una dieta mediterránea enriquecida
con 30 gramos de frutos secos, la mitad de ellos nueces, reduce en
un 30 % el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y disminuye
en un 49 % la posibilidad de sufrir un ictus o accidente
vascular cerebral.
Esta es una de las principales
conclusiones de una investigación española, que fue publicada en la revista
"The New England Journal of Medicine", y que aporta una
evidencia científica a favor de la eficacia de la dieta mediterránea,
complementada con aceite de oliva virgen y frutos secos, en la prevención
primaria de la enfermedad cardiovascular, principal causa de muerte en el
mundo.
El ensayo, denominado
"Predimed", es uno de los mayores estudios clínicos de
nutrición que se han hecho nunca en el mundo y sus resultados
van a permitir cambiar la política nutricional global, aseguró el
doctor Joaquín Arenas, director del Instituto de Salud Carlos III de
Madrid, que financió la mayor parte del proyecto.
En el ensayo, que arrancó en 2003, participaron 7.447
voluntarios, hombres y mujeres de 55 a 80 años que tenían un alto
riesgo de padecer enfermedad cardiovascular pero que aún no la habían
desarrollado.
Los
participantes fueron distribuidos en tres grupos en función de la alimentación:
dieta mediterránea con aceite de oliva virgen, dieta mediterránea con frutos
secos (30 gramos al día) y dieta baja en todo tipo de grasas, a los que se les
daban listas de la compra por estación y menús y recetas.
El estudio logró cambiar los
hábitos alimenticios de las personas colaboradoras, aseguró su coordinador,
el doctor Ramón Estruch, quien precisó que a los cinco años ya se observó una
reducción del 30 % en el riesgo de sufrir fallos cardiovasculares, "lo que
muchos fármacos no consiguen".
Además,
se comprobó que los participantes perdían peso y reducían el perímetro de su
cintura a pesar de la incorporación de aceite de oliva virgen y frutos secos a
su dieta.
Las primeras investigaciones sobre la dieta
mediterránea, reconocida por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad,
se iniciaron en la década de los años sesenta, al analizar la prevalencia de la
enfermedad cardiovascular en distintos países. Mientras que en Estados Unidos
era del 4,6 por ciento, en la isla griega de Creta apenas llegaba al 0,5 por
ciento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario