Enfermedades como el sida o la malaria han sido un gran
problema en África por años, pero el continente sufre una nueva amenaza de
salud que podría ser incluso más grave: la diabetes.
El crecimiento de la clase media
urbana está cambiando la imagen de África a la que se suele ver como pobre,
desnutrida y sin salud. Pero con los progresos de la clase media también han
llegado problemas bien conocidos en occidente: la obesidad, el cáncer de pulmón
y las enfermedades cardiacas.
El continente africano solía moverse
a pie o en bicicleta, pero ahora hay cada vez más autos y autobuses. La gente
pasa más tiempo frente al escritorio y en vez de escaleras hay elevadores. No
es de extrañar que cada vez más africanos comiencen a descubrir el gimnasio.
"Antes solíamos hacer ejercicio
sin saberlo", dijo el ministro de salud sudafricano Aaron Motsoaledi en
una conferencia reciente.
"Había que caminar distancias
largas para llegar a la escuela, se caminaba mucho para llegar al trabajo y
había que caminar mucho para ir a las tiendas", dijo Motsoaledi, de 52
años, sobre su infancia. "Ahora soy un africano cuyo hijo llega a la
escuela en un auto y al que recogen al final del día para ponerlo enfrente de
la televisión".
En Nairobi, Kenia, una charla con su
médico hizo que Robel Demissi, de 27 años, fuera al gimnasio. "Mi presión
arterial había aumentado desde hacía un poco más de un año y pesaba ocho kilos
más, eso es mucho".
Demissi, que es piloto de una
aerolínea keniana, cree que aumentó de peso por la comida chatarra y por la gran
cantidad de trabajo que le dejaba poco tiempo para ejercitarse. Pero si no
mejoraba su físico podía perder su licencia de piloto y así fue como empezó a
practicar un arte marcial tailandés y perdió seis kilos en dos meses.
"Nunca tenía tiempo para entrenar",
dijo, "pero ahora tengo dos factores que me motivan para dedicar mi
tiempo: mi trabajo y mi vida".
En el mundo estas enfermedades suelen
ir de la mano con la urbanización y la industrialización. Los resultados se
pueden notar en el aumento de la obesidad y males relacionados. Pero en Africa
son especialmente negativas pues el continente ya tiene demasiados problemas
con el sida y la malaria.
"Esos países tienen realmente
una doble carga", dijo el médico Timothy Armstrong, un experto en
enfermedades crónicas de la Organización Mundial de la Salud. ¿Cómo puede un
médico que atiende el sida o la malaria encontrar tiempo para hablar con los
pacientes sobre la importancia de mantener un buen peso? , pregunta Armstrong.
Fatima Macuacua, de 31 años y dueña de
una tienda de alimentos en Maputo, Mozambique, se niega a creer que sus
platillos favoritos, es decir la comida rápida, pueden ser malos para ella.
"El cáncer, la diabetes y la
presión alta no son un problema grave para los africanos", insiste,
"Quizá para los europeos".
El aumento en las enfermedades
generadas por el sedentarismo es tan reciente que no hay estadísticas muy bien
establecidas. Las autoridades de salud de Kenia informaron que comenzaron a
contar los casos de obesidad y muertes por paros cardiacos apenas este año.
El médico Jean Claude Mbanya,
presidente de la Fundación Internacional para la Diabetes, dijo que los
urbanistas podrían ayudar creando, por ejemplo, zonas libres de autos donde los
africanos podrían redescubrir las caminatas.
Mbanya dijo que hace 15 años en su
natal Camerún 5% de los adultos tenían condiciones que señalaban que podrían
tener diabetes más adelante en su vida y que 1,2% ya tenían la enfermedad. Diez
años más tarde ambas cifras habían aumentado a 9% y 7%, respectivamente. La
fundación de Mbanya estima que unos 12 millones de africanos subsaharianos
sufren de diabetes y calcula que la cifra se duplicará para el 2030 por lo que
sería la región más afectada del mundo.
Según estudios publicados
recientemente en la gaceta New England Journal of Medicine las enfermedades
crónicas como la diabetes suman 60% de todas las muertes en el mundo y 80% de
esos fallecimientos ocurren en los países más pobres, donde la gente joven en
sus años de mayor productividad es la más vulnerable.
Mbanya, de 52 años, recordó que
cuando era niño comía arroz sólo en Navidad y que para ir a la ciudad había que
caminar, a veces durante días.
Ahora todos los días comen arroz y
los ciudadanos no cultivan sus alimentos, además de que pocas veces hacen ejercicio.
Jimmy Sagawa, jefe de una cadena de
hoteles en Malaui, dijo que la gente comienza a considerar el comer fuera como
una moda y rechaza los platillos tradicionales como el nsima, una especie de
papilla de maíz.
"Nuestras mujeres se han
olvidado del arte de cocinar que sus madres les enseñaron", dijo Sagawa.
"Ellas creen que llevar a su familia a comer fuera es símbolo de una vida
lujosa".
Para la veterinaria Ida Mulenga de
Johannesburgo la gente lo ve de esta forma: "Si comes McDonald's en tu
casa significa que tienes dinero en tu casa".
Sudáfrica, la economía más
desarrollada del continente, ha tratado de luchar contra las enfermedades
generadas por el estilo de vida sedentario. Un aumento en los impuestos a los
cigarrillos se ha relacionado a la reducción del tabaquismo y las enfermedades
relacionadas a fumar desde la década de 1990. En el país no está permitido
fumar en lugares públicos, una novedad en Africa, y se ha comenzado a crear una
ley para limitar la cantidad de grasas en la comida.
A pesar de esto, la Fundación
Sudafricana del Corazón estima que un tercio de los hombres y más de la mitad
de las mujeres del país sufren sobrepeso u obesidad.
En el Hospital Groote Schuur de
Ciudad del Cabo, donde se realizó el primer transplante de corazón en el mundo,
se han realizado investigaciones que muestran que las muertes de sudafricanos
relacionadas a la diabetes aumentaron 38% entre 1999 y 2006, mientras que las
enfermedades cardiacas han aumentado 20%.
Publicado por: vida con estilo
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