Pero la evidencia que sugiere que el desayuno es esa comida que no
debemos saltarnos es abrumadora. De hecho, nunca me he encontrado un estudio
que sugiera lo contrario.
He aquí un vistazo de algunas de las investigaciones que muestran
los posibles beneficios del desayuno:
Diabetes: Saltarse el desayuno puede aumentar el riesgo de diabetes en las
mujeres, según un estudio publicado este mes en la revista American Journal of Clinical Nutrition.
Las mujeres que comieron desayuno un promedio de cero a seis veces por semana
tenían un riesgo mayor de desarrollar diabetes tipo 2 que las mujeres que
comieron el desayuno todos los días.
Enfermedad
del corazón: comer desayuno estuvo asociado con una menor
incidencia de enfermedades del corazón en los hombres entre las edades de 45 y
82 años, según un estudio publicado en julio en la revista Circulation. El estudio también
encontró que saltarse el desayuno estaba asociado con la hipertensión,
resistencia a la insulina y niveles elevados de azúcar en la sangre.
Memoria: Un análisis publicado en el año 2005 en la revista de la
Asociación Dietética Americana de 47 estudios relacionados con el desayuno
encontraron que comer desayuno puede mejorar la función cognitiva relacionada
con la memoria y calificaciones en pruebas. En otras palabras: ¡comer desayuno
es una decisión inteligente!
Pérdida
de peso: En un estudio reciente, las personas que
comieron su comida más abundante en el desayuno perdieron un promedio de 17,8
libras [8,07 kilos] en tres meses. Los otros participantes consumieron la misma
cantidad de calorías totales por día, pero comieron la mayor parte de sus
calorías de la cena, según el estudio publicado en julio en la revista Obesity. El grupo que comió la
cena más grande sólo perdió un promedio de 7,3 libras [3,3 kilos] cada uno
durante el mismo período de tiempo.
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