Lo tenemos aprendido (al menos en la teoría). Una dieta saludable incluye una alimentación equilibrada en la que no pueden faltar los nutrientes que el cuerpo necesita. Proteínas, azúcares, vitaminas, hidratos de carbono… Sabemos qué alimentos son fundamentales para llevar una rutina alimentaria healthy, y cuáles podríamos tachar directamente de nuestra lista de la compra, pero, ¿sabemos “cuidar” nuestra comida antes de llevarla a la boca?
La conservación es una de las fases fundamentales a la
hora de exprimir al máximo los nutrientes de nuestros platos. Es una parte
esencial en la cadena “compro-guardo-cocino-como”. Conservar la comida es, en
primer orden, evitar que se pongan en mal
estado (y tengan
secuelas en tu salud), y en segundo plano, también muy importante, garantizar
que esos ingredientes van a aportar a tu cuerpo todos los beneficios que
prometen. Para conservar tenemos nuestra gran arma: la nevera.
Pero, a veces, no es suficiente… Los expertos de yocomobien.es nos
dan algunas claves para neutralizar microbios y
exprimir al máximo tu fuente de nutrientes. “Lo más adecuado es utilizar la nevera
a una temperatura óptima, entre los 4 y los 8ºC. A esta temperatura la
supervivencia y proliferación de bacterias es mínima”, explican.
Apuntamos sus consejos y los trasladamos a tu pantalla:
-No introducir alimentos
calientes en la nevera. Si lo hacemos producimos una
subida rápida de la temperatura y ponemos en situación de riesgo todo lo que
almacenamos. Si necesitamos enfriar algo rápidamente, podemos meterlo al baño
de maria de agua fría o colocarlo
encima de una rejilla en un lugar fresco.
-Cubrir herméticamente todos los
productos que guardemos en la nevera. Lo mejor y más práctico
es cubrirlos con film transparente.
- Etiquetar
productos y comidas ya elaboradas para consumirlos por orden de
caducidad.
- No
meter las conservas empezadas en su envase original si es metálico. Cámbialo a un tupper y
escribe la fecha de caducidad en
la tapa.
-
Utiliza papel de cocina, rejillas o
coladores para
evitar que los alimentos estén en contacto con el agua que sueltan y se pudran.
Un buen truco para mantener crujiente mucho más tiempo las hojas de lechuga,
consiste en lavarlas en abundante agua fría, centrifugarlas bien y guardarlas
en la nevera en un bol con papel de cocina en su base.
-
Las claves para un consumo responsable se basan en comprar las cantidades
necesarias y aprender a conservar los alimentos, esto es importante no solo
para evitar intoxicaciones, sino también para gozar de productos que conserven
todo su sabor y textura.
Publicado: http://www.cosmohispano.com/
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