Exploran desde células madre hasta fármacos para detener enfermedades asociadas al envejecimiento.
Si
hay un maremoto que puede anunciarse con suficiente anticipación y permite
tomar medidas es el ‘tsunami plateado’, como los científicos denominan a la
oleada de adultos mayores que está viviendo el mundo.
“En el 2050 seremos 9.000 millones de personas, de las cuales 2.000
millones tendrán más de 60 años. Eso
significará un gasto abrumador en hospitales, tratamiento de enfermedades
crónicas y parientes dedicados al cuidado de quienes tengan alzheimer u otros
cuadros. Hay un desafío enorme por hacer algo al respecto”, advierte Brian
Kennedy, director ejecutivo del Instituto Buck de Investigación en
Envejecimiento, en Estados Unidos.
Científicos
repartidos en 23 laboratorios están investigando la conexión entre
envejecimiento y enfermedades asociadas a la edad. Su filosofía es que resulta más fácil mantener
a la gente sana que curarla de una enfermedad.
Por
eso apuntan a crear terapias que prolonguen los años de vida saludable de los
adultos mayores.
“Si
lo logramos, el ‘tsunami plateado’ será una oportunidad de oro para que la sociedad se
beneficie de la enorme sabiduría y conocimientos que ellos pueden compartir con
las generaciones más jóvenes, si están sanos y activos”, señala Kennedy, quien
participó en el tercer Taller de Biomedicina, organizado por el Instituto
Milenio de Neurociencia Biomédica, en Chile.
Para avanzar en sus objetivos, el Instituto está conformando una red global de investigación en envejecimiento a la que esperan sumarse expertos chilenos.
Entre
las investigaciones sobre el envejecimiento de forma saludable, los científicos
de Buck exploran el uso de células madre para entender cómo podría utilizarse
en el mantenimiento y reparación de tejidos, terapia, y atacar enfermedades
degenerativas.
Otros
trabajan en programas de entrenamiento físico para restaurar, en adultos
mayores, la expresión de ciertos genes cuyo patrón es más marcado en personas
jóvenes. También buscan marcadores que permitan diagnosticar tempranamente el
párkinson para tratarlo antes de que progrese.
Así
mismo, analizan el impacto de la nutrición sobre el desarrollo de enfermedades
y prueban compuestos químicos que hagan más lento el envejecimiento y extiendan
los años de vida saludable.
Uno
de ellos es la rapamicina, fármaco proveniente de un hongo hallado en la Isla
de Pascua en los 60. “Estudios muestran que al dársela a ratones de una edad
equivalente a los 60 años en un humano, su vida saludable se prolonga entre 15
y 20 por ciento”, dice Kennedy.
Si
la droga muestra igual efectividad en personas, significaría hasta 10 años más
de vida en buen estado.
Para
avanzar hacia ese objetivo, el laboratorio de Kennedy trabaja en nuevas
versiones de rapamicina que entreguen los beneficios de la droga sin sus
efectos secundarios. A eso se suma el estudio de más de 40 compuestos, como
antioxidantes y suplementos alimentarios, y un área más incipiente, pero
promisoria, que tuvo a Kennedy dos días en el desierto de Atacama, junto a
expertos de la Universidad de Antofagasta.
“Nos
interesan especies que habitan ahí sin agua y en condiciones extremas de
radiación UV. Para sobrevivir en esos ambientes, producen compuestos que
podrían ser fuente de nuevas terapias para enfermedades que estamos
estudiando”, concluye.
Publicado
por: http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida
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