La
vuelta al entrenamiento ha de ser gradual, pues es el cuerpo necesita tiempo
para recuperarse de todo el costo y esfuerzo que implica la gestación y el
parto, por ello, no podemos pretender entrenar como lo hacíamos antes del
embarazo. Debemos empezar con ejercicios suaves, de baja intensidad y bajo
impacto, como practicar yoga, caminar o nadar suavemente, de manera de no
forzar las articulaciones, no exigir demasiado al organismo, no incidir
sobre el abdomen en caso de haber tenido cesárea y además, evitar los
movimientos bruscos. Realiza series cortas de ejercicios con descanso en medio
de cada una de ellas, para que el cuerpo se recupere y tolere eficientemente el
movimiento. Puedes comenzar con series de 8 a 10 repeticiones, aunque todo
depende de tu entrenamiento previo al embarazo. Fracciona tu entrenamiento en
sesiones cortas y evita sesiones largas de ejercicio, ya que de esta forma tu
cuerpo se adaptará más rápido, no se sentirá sobreexigido y de paso, podrás
acomodarte a la rutina del bebé. Utiliza un sujetador adecuado, para cuidar el
pecho y sus tejidos tras el parto. Asimismo, emplea vestimenta cómoda,
transpirable y calzado adecuado a tus pies tras el embarazo y el parto, ya que
muchas veces la talla de zapatillas se incrementa. Controla la frecuencia
cardíaca y ante el primer signo de irregularidad en la misma o de cansancio
excesivo, frénate a descansar, ya que no es bueno Sobreexigir con el
entrenamiento a un cuerpo que aun se encuentra esforzándose por la
recuperación. Presta especial atención a tus músculos perineales y abdominales,
que pueden quedar debilitados tras el parto y recuperar tonicidad gracias a
ejercicios específicos como los de Kegel, tras el parto. Hidrátate bien antes,
durante y después del ejercicio, ya que en esta época de lactancia los
requerimientos de agua son superiores y para que no se resienta el organismo y
se tolere mejor el esfuerzo, una correcta hidratación resulta fundamental. Cuida
tu alimentación, teniendo la precaución de que no falten nutrientes importantes
ni tampoco energía para enfrentar además del período de lactancia, la actividad
física que realizas. Encuentra el momento para moverte y comenzar a recuperar
tu entrenamiento, puedes pensar en sesiones cortas mientras el bebé descansa,
sola; o bien, puedes ejercitarte junto al bebé o en el gimnasio. Si tienes los
verdaderos deseos, podrás cumplir con este consejo y practicar ejercicio tras
el parto. Ya sabes, retomar el entrenamiento tras el parto no es algo fácil de
lograr, pero con este decálogo y el asesoramiento de tu médico tratante, puedes
lograr una exitosa readaptación al esfuerzo y rápidamente recuperar tu vida
activa y sus beneficios.
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