La obesidad o el exceso de peso se
asocia con una alta actividad del sistema de recompensa del cerebro después de
comer alimentos altos en calorías lo que nos llevaría a comer en exceso y,
alimentos poco saludables. Pero ¿y si revirtiéramos este efecto y lo
enfocáramos hacia los alimentos sanos?
Un estudio piloto publicado en la revista Nutrition & Diabetes ha intentado eso mismo y
después de llevar a cabo un programa de reeducación alimentaria en el que los
participantes disponían de sesiones de apoyo y se les facilitaba menús, recetas
y soluciones a los problemas diarios de la dieta, se ha visto que sus cerebros
dejaban de tener tanta preferencia por los alimentos muy calóricos y empezaban
a presentar una mayor sensibilidad ante alimentos sanos. Lo cierto es que el
estudio es pequeño pero, en el fondo, viene a indicar que, después de una
reeducación, los buenos hábitos pueden llegar a ser tan adictivos como los
malos hábitos. Y ¿cómo puedes lograrlo?
Empieza por comer sano
Parece redundante pero lo cierto es
que cuando llevas un tiempo cuidando tu alimentación y te gusta hacerlo (¡esto
es una parte importante!) te apetece menos comer alimentos poco sanos e
incluso, después de algún tiempo de caos alimentarios, estás deseando volver a
tu rutina de comida sana.
Piensa que en el fondo nuestro
cerebro es “vago” (o muy inteligente), y para ser más eficiente intenta
automatizar el máximo de acciones posibles. Por ejemplo, te levantas por la
mañana y coges el coche para ir al médico (que está en dirección contraria de
donde sueles ir cada mañana a trabajar). Vas pensando en tus cosas y de golpe
te das cuenta de que vas camino al trabajo de manera automática ¿no te ha
pasado nunca? Pues lo mismo pasa con tu comida. Si tu rutina es comer una
chocolatina a las 11.00 de la mañana tu cerebro, a las 11.00, despertará
automáticamente una alarma pidiendo tu dosis de chocolate, pero si durante
mucho tiempo has tomado una pieza de fruta a esa hora, seguramente lo que te
apetecerá será exactamente eso. Y es que los hábitos no son más que acciones
repetidas en el tiempo.
Por tanto, para comer sano, y
habituar a tu cerebro a comer sano, una de las principales estrategias es sacar
de tu dieta los alimentos poco recomendables e introducir algunos más
sanos. No es que esos alimentos que te encantan vayan a dejar de gustarte,
simplemente deshabituarás a tu cuerpo a tomarlos y, por tanto, dejarás de
necesitarlos tanto.
Ponle un poco de gracia
Eliminando de tu dieta los alimentos poco recomendables estaríamos
reduciendo nuestra necesidad y habituando a nuestro cerebro a no tomarlos pero,
¿simplemente introduciendo alimentos sanos en la dieta aumentamos nuestras
ganas de comer este tipo de alimentos? Pues personalmente creo que con
esto no basta.
Es importante que NO sólo introduzcas alimentos sanos sino que te
gusten. Y es que comer sano va más allá de las verduritas hervidas y pollo a la
plancha. Busca recetas originales, busca recursos para facilitarte la
dieta y no estar todo el día cocinando, adapta la alimentación a tus horarios,
etc. Todo esto son cosas que los dietistas-nutricionistas intentamos trabajar
en nuestras consultas buscando que la gente, aparte de conseguir el objetivo
que se haya propuesto, consiga un cambio de hábitos ya que será la única manera
de que después de alcanzar su objetivo (ya sea bajar de peso, rendir en el
deporte o comer sano) se mantenga en el tiempo.
En el fondo, estableciendo nuevos hábitos estamos ayudando a condicionar
a nuestro cerebro hacía este tipo de acciones y es que, al final, el evitar
alimentos poco saludables y el disfrutar de una nueva manera de alimentarnos va
a ser la mejor manera de convertirnos a nosotros mismos en “adictos” a comer
sano.
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