Falta de tiempo para las labores culinarias. Esta es la principal razón que abogan los
trabajadores que toman consciencia de que descuidan su alimentación diaria.
Son muchos los
profesionales que, ante largas jornadas laborales, comienzan a sustituir los productos
propios de una dieta equilibrada por aquellos precocinados, condición que a
medio plazo puede desencadenar en malestar y cambios de humor o, de forma más
acusada, en episodios de estrés y desánimo.
Un reciente estudio realizado por la
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y la Universidad de Navarra determina que el
consumo de comida rápida y bollería industrial encuentra una asociación directa
con la depresión, de modo que los consumidores de este tipo de
productos tienen un 50% más de probabilidades de desarrollar esta patología.
Por otro lado, las
últimas investigaciones de Grupo NC Salud revelan que, del total de españoles
que se ponen en manos de nutricionistas para controlar su alimentación, el 60%
son trabajadores en activo, por lo que estamos ante un sector poblacional que,
progresivamente, está tomando consciencia de su déficit alimentario,
y busca una solución saludable en manos de profesionales.
Deben prestar especial atención
aquellas personas con un trabajo sedentario, fundamentalmente quienes dedican más de 45 horas semanales a
su empleo, ya que suelen eliminar o reducir la ingesta de frutas, verduras y
pescados, sustituyéndolos por los carbohidratos, las grasas saturadas y los
alimentos bajos en fibra. Éstos conducen al sobrepeso y propician enfermedades
cardiovasculares, además de ofrecer un aporte desequilibrado de nutrientes que
pueden hacernos más propensos a padecer síntomas de estrés y ansiedad.
Además de afectar a nuestra salud, la
mala alimentación también tiene una relación directa con el rendimiento laboral,
que puede verse reducido hasta en un 20%, según la Organización Internacional
del Trabajo. En este sentido, es recomendable abandonar el café y los dulces
como principal sustento energético, pudiéndose sustituir por snacks de avena,
barras de cereal, yogurts descremados o frutas.
Igualmente recomendable es llevar el
almuerzo preparado desde casa, para evitar recurrir a la comida
rápida y apostar por alimentos
saludables como frutas, verduras (en ensaladas, salteadas, etc.), legumbres,
alimentos integrales (arroz, pasta, pan, etc.), carnes magras (pollo, pavo,
conejo) y pescados (blanco o azul). Es importante reflexionar
sobre el aporte calórico que necesita nuestro cuerpo teniendo en cuenta que
permanecerá en situación estática varias horas seguidas. En este sentido, llevar
una comida elaborada por nosotros es la mejor opción, pues nos
permite preparar platos con las cantidades necesarias, huyendo de los menús
estándar, con cantidades que pueden no estar ajustadas a las características
antropomórficas de nuestro cuerpo.
No debemos olvidar beber mucha agua para
mantenernos hidratados y favorecer la digestión, y se
recomienda completar estos hábitos culinarios con un complemento alimenticio
natural, pues nos ayudará en las situaciones de presión y estrés laboral, para
evitar que afecten a nuestra salud y que ingiramos alimentos de forma
compulsiva.
Y por último, debemos
aceptar que cocinar no es costoso ni laborioso, ya que hoy en día podemos
encontrar múltiples recetas saludables que se realizan en muy poco tiempo,
ofreciendo un resultado realmente sabroso y apetecible. Que el trabajo y la
falta de tiempo no sea una escusa para cuidar nuestra alimentación y, en
definitiva, cuidar la salud del conjunto de nuestro organismo.
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